Hace 20 años estaba en la casa de mis padres jugando Tony Hawk’s Pro Skater en mi consola PlayStation. Mientras, el mundo aún no levantaba su moral tras el derribo del World Trade Center. En Venezuela, mi país, apenas comenzaba el periodo más oscuro de su historia reciente.
Esa introducción es más que suficiente para ubicarnos en el contexto de lo que quiero narrar. El juego de video protagonizado por Tony Hawk fue para mí y mis amigos no solo una distracción o entretenimiento, sino una puerta de entrada a la contracultura como movimiento.
Gracias a su banda sonora original (soundtrack) y los escenarios callejeros, entendimos que montar patineta era más que rodar sobre una tabla. Entendimos que con esa tabla de madera se podían hacer trucos más complejos, de ilimitada creatividad, siempre y cuando tuviéramos la persistencia y dedicación, y que podíamos lograr lo que veíamos en el juego, salvando las distancias, claro está.
Pero también aprendimos que las calles son de todos, el mundo es de todos, y que, con tu personalidad, le puedes dar a la vida, la ciudad y tu entorno, el toque característico que desees. El gusto por la patineta convirtió las escaleras de esa torre corporativa llena de oficinas, bancos y empresas, en un reto a superar. Es extraño a veces cómo funciona la simbología.
El skate hace parte de las cosas que me definen. Con este deporte, raperos, punks, rastas, metaleros y hipsters se igualaban. Disfrutábamos todos los elementos del contexto cultural que se reunía en torno al skate, pero al final eras tú, la ciudad y tu patineta.
Hoy soy periodista de profesión y antisistema de corazón y por eso trabajo en Bitcoin, pues no solamente me permite aprovechar y expandir mis habilidades profesionales, sino que también me mantengo conectado a la rebeldía que me acompaña desde siempre.
Tal vez la vida de Tony Hawk y la mía no son muy similares. Para el año 2003 ya Tony se había retirado por la puerta grande del deporte, mientras yo aún era un niño a las puertas de la adolescencia.
Tony creció en el Estados Unidos del Watergate, la guerra del Golfo, la hegemonía de Wall Street y el boom de la cultura pop, cuya punta de lanza comunicacional fue MTV. Yo crecí en la Venezuela del siglo XXI, la del socialismo y la crisis humanitaria.
Por ello considero que razones me bastan para ser rebelde y bitcoiner, viendo cómo a mi alrededor se desmontaba una estructura estatal y cultural agonizante, y era sustituida por otra que buscaba aniquilar todo tipo de disidencia y llevar la dignidad humana a su mínima expresión.
Bitcoin y Skateboarding: dos contraculturas hermanas
Tony también encuentra paralelismos entre el skateboarding y Bitcoin, como lo explicó en la Bitcoin Conference 2021, realizada en Miami el pasado fin de semana. Asistí con CriptoNoticias para ver al rey de la patineta asegurar que, en principio, el skate no era muy popular ni mucha gente lo practicaba, pero luego logró esparcirse por el mundo.
Que Bitcoin haya crecido tanto en tan poco tiempo, y que haya superado el riesgo de haber sido tan solo una moda, es uno de los puntos que Tony valora de esta tecnología y movimiento.
También ve intereses similares entre la comunidad de bitcoiners y la de skaters, que comparten cierta inconformidad respecto al orden de las cosas en el mundo.
En mi opinión, los skaters podrían argumentar el abandono del espacio público y las pocas opciones que ofrece el Estado para el esparcimiento. Mientras, los bitcoiners tienen la noción de que la pulsión del Estado por el control ha corrompido la economía y desajustado el progreso de los individuos en la sociedad.
Ambos movimientos comenzaron entre muy pocas personas y se masificaron; el skate es un deporte que puede realizarse en una plaza, parque o sobre asfalto: no tiene fronteras. Es incensurable porque podrías cerrar los parques de skate, pero no puedes evitar que alguien tome su tabla y se impulse calle abajo en libertad. Además, tener un skate es accesible económicamente, no es un deporte costoso. Bitcoin tiene también estas propiedades.
Hoy en día puedes encontrar un parque de skate en casi cualquier ciudad del mundo, sin importar cuál sea la cultura predominante en esos lugares. También, puedes encontrar cajeros de Bitcoin y usuarios de este protocolo. El skate, como Bitcoin, es neutral y no discrimina a las personas.
Si estás haciendo algo que realmente amas, no estás trabajando. Si actualmente trabajas en alguna faceta de Bitcoin o cualquier otra cosa en el mundo, y disfrutas lo que haces, pienso que deberías mantenerte haciéndolo.
Tony Hawk, ex atleta profesional de skateboarding.
Tony fue de los primeros en practicar el skate y también de los primeros en triunfar en este deporte. Pero también es un early adopter (usuario pionero o temprano) de Bitcoin.
Tony Hawk ha estado invirtiendo en BTC al menos desde hace unos 8 años, cuando la criptomoneda apenas comenzaba a descubrir su precio y utilidad en el mundo. De hecho descubrió a Bitcoin leyendo acerca de Silk Road y Ross Ulbricht, afirmó en la conferencia.
Lo que hizo que Tony mantuviera su constancia con el deporte fue la simple pasión por lo que hacía, sin preocuparse mucho por cómo lo vieran los demás o la aceptación que recibiera. A punta de empeño, el atleta salió adelante y el skate como deporte también, convirtiéndose en una actividad popular en todo el mundo. Esto también ocurre con Bitcoin como tecnología y cultura.
Bitcoin: un punto de encuentro para la humanidad
Hace una semana Tony y yo estuvimos en ese mismo lugar, el mismo evento, junto a 15.000 asistentes reunidos por el mismo interés: Bitcoin. Han pasado 20 largos años desde que era un niño jugando su videojuego, y el mundo ha cambiado radicalmente desde entonces. Ahora, a pesar de la pandemia, Bitcoin nos ha reunido.
Este año, algún niño, en algún lejano rincón del planeta, habrá escuchado por primera vez sobre Bitcoin y ha tomado la decisión de aprender y cambiar su vida. Yo no soy un gran escritor ni el mejor de los periodistas y creadores de contenidos que hay en el ecosistema bitcoiner, pero sí sé que pondré mi mejor esfuerzo y trabajo duro para que, si es el caso, ese niño, en 20 años, pueda hallar en su pasión un propósito y orientación en la vida, como Tony en el skate y yo con Bitcoin.
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Fuente: Criptonoticias