Hemos llegado a esta fecha del año: en la que el gobierno de China prohíbe una vez más el uso de bitcoin y criptomonedas en su territorio. No me he pasado por Twitter aún, pero ya lo veo venir, cientos de tuits de usuarios histéricos —o felices— proclamando la muerte de bitcoin. «Esta vez sí, deveritas, que se murió bien muerto», seguramente estarán cantando. Sin embargo, aquellos que llevan suficiente tiempo en el mercado de criptomonedas, seguramente se sentirán los protagonistas de la película «El día de la marmota».
Atrapados en un eterno bucle temporal, volvemos a vivir lo que ya ocurrió hace meses e, incluso, años atrás. No, no es la primera vez que China criminaliza el uso de criptomonedas en su país. La verdad, si les falla un poco la memoria, a mediados del 2021 también se empezó a prohibir la minería de bitcoin, lo que generó un éxodo masivo de mineros que desde hacía años habían decidido concentrarse en estas latitudes.
Para aquel entonces, también se creyó que era el fin de Bitcoin. Con una caída drástica de la tasa de hash de la red debido a la abrupta desconexión de los mineros chinos, junto a un alarmante desplome en los precios del mercado, la situación se veía bastante negra. A pesar del pánico generalizado, Bitcoin sobrevivió. Sí, señores, no fue el fin del mundo. China no destruyó el mercado de criptomonedas, porque a decir verdad nunca ha tenido control sobre él.
Si Bitcoin pudo sobrevivir a uno de los éxodos de mineros más grandes de su historia, entonces una prohibición de papel y tinta no le va a generar mayores problemas. ¿Saben por qué? Es muy sencillo, con cada normativa que han impuesto las autoridades de China sobre el mercado de criptomonedas, los gobernantes fueron perdiendo cada vez más influencia sobre el destino de Bitcoin. Siendo sincera, creo que deberíamos estar agradecidos por las políticas radicales que ha tomado el gobierno chino para con el mercado de criptomonedas.
Tal vez, si hubiesen sido más sibilinos y astutos, habrían intentado manipular el mercado desde sus cimientos. Lo pudieron haber logrado, ya que tenían en su territorio las principales empresas que conforman este mercado. No obstante, creando una batalla frontal contra todas las formas de negocio relacionadas a los activos criptográficos, el gobierno de China y su Banco Central lograron que la situación se les fuera de las manos.
¿Cómo China perdió su influencia sobre Bitcoin?
Quienes estén en el ecosistema de Bitcoin desde antes del año 2017, recordarán que para aquella fecha empezó la ofensiva del país asiático contra los negocios de activos criptográficos que existían en la región. Aunque vale destacar que, desde tan temprano como el 2014, ya el gobierno de China hacia sus primeras incursiones al prohibir la compraventa de bitcoins.
Para aquel entonces, China concentraba varios de los exchanges más importantes del mercado, más del 60% del hash rate de Bitcoin provenía de granjas ubicadas en este país y las claves de manufacturación de ASIC también eran nacionales. En pocas palabras, la potencia asiática era un núcleo de gran importancia para el funcionamiento y la economía de Bitcoin.
Pongamos en contexto para aquellos que no conocían aún la industria de bitcoin del 2017. Dando sus primeros pasos a un nivel más «mainstream«, Bitcoin empezaba a ser adoptado por países como Japón y Corea del Sur, siendo uno de sus objetivos el atraer y complacer turistas chinos —quienes eran los que usaban más criptomonedas en esas fechas —. Asimismo, los primeros pasos empresariales de Ethereum también se daban en las tierras de China, donde crecía el interés por las posibilidades financieras que ofrecían las redes blockchain.
Sin embargo, la luna de miel duró muy poco. El primer gran golpe fue a los exchanges, quienes empezaron a ser monitoreados por el Banco Central (PBoC) y muchos tuvieron que cerrar. Las Ofertas Iniciales de Moneda (ICO), que para aquel entonces gozaban de gran popularidad, también sufrieron el rechazo de las autoridades gubernamentales. De esta manera, se empezó a resquebrajar los primeros pasos para consolidar un centro neurálgico de criptomonedas en China.
Desde 2017 en adelante, han sido muchas las leyes y medidas que ha tomado el gobierno chino para frenar el crecimiento del mercado interno de criptomonedas. Cuando los exchanges ya no pudieron trabajar más dentro de China y se mudaron a otras latitudes para seguir prestando sus servicios a los ciudadanos de esta nación, las autoridades decidieron banear sus páginas web. No conformes con esto, también se prohibieron las reuniones relacionadas con criptoactivos, que los bancos aceptaran transacciones relacionadas a estos mercados e, incluso, que las empresas presten servicios sobre estas redes.
Todas las veces en las que el gobierno de China tomó una decisión en contra del crecimiento del ecosistema de criptomonedas en sus linderos, dicha medida tuvo impacto en el precio de BTC y generó pánico entre los usuarios de la criptomoneda. Sin embargo, a cada paso que daba el gobierno, se estaba generando una sutil reacción en el mercado que cambiaría las reglas del juego. Quedándose sin exchanges que regular, empresas que monitorear y el capital de criptomonedas fluyendo a otros países, la influencia del mercado chino en Bitcoin disminuyó enormemente.
¿Cómo puedes afectar algo que no está a tu alcance? ¿Cómo puedes controlar una cosa que ni siquiera se encuentra en tu zona de influencia? Desterrando a Bitcoin de sus tierras, el gobierno de China dejó de ser un peso pesado en la industria de criptoactivos y empezó a perder relevancia. La última gran estocada fue a la industria de minería, que aún se concentraba en esta nación, hasta que en julio de 2021 empezaron a ser prohibidas sus operaciones en diversas provincias de China.
La decisión tomada por el gobierno obligó a los mineros a distribuirse por todo el mundo, en búsqueda de mejores opciones y mayor estabilidad legal. De esta manera, perdieron el último bastión que podían realmente influenciar. Es decir, las medidas de hoy son solo las cenizas de la industria que destruyeron.
Debemos ser agradecidos
Lo que quiero decir con todo esto es que: ha sido más un impacto positivo para Bitcoin que China decidiese prohibir su uso. Para algunos puede resultar paradójico, porque quienes usan las criptomonedas quieren que exista cada vez más adopción a nivel mundial, e indudablemente que un país de la magnitud de China decida no tener nada que ver con Bitcoin es un golpe duro. No obstante, tenemos que ser realistas. China no se iba a convertir, de la noche en la mañana, en nuestro El Salvador.
China ya tiene planes para crear una criptomoneda controlada por el Estado. O sea, no le interesa que sus ciudadanos tengan acceso a otro activo financiero que les permita escapar del control gubernamental y afianzar sus derechos a la privacidad. Indudablemente, las políticas internas del gobierno afectarán el mercado de China, tal y como lo han hecho todos estos años.
Aun así, esto no debilita a Bitcoin hoy en día, porque ya esta industria se ha ido desvinculando del mercado chino. Por poner un ejemplo, hace un año atrás más del 60% del hash rate de Bitcoin se concentraba en China, lo que generaba preocupación entre los usuarios de las criptomonedas, puesto que vulneraba la descentralización de la red.
Mientras el éxodo de mineros acaeció a mitad de este año, reportes de HashRate Index señalaban que era posible que un 40% del hash rate de China se reubicase en Estados Unidos. Una tesis que parece haberse cumplido con el aumento de granjas mineras en este país americano y Canadá, junto a millonarias compras de mineros ASIC.
La disminución se debe a que, motivados por las prohibiciones del gobierno, miles de mineros migraron a países como Estados Unidos, Rusia, Irán, Kazajistán y Canadá. O sea, al final una medida que pudo ser generar problemas en el funcionamiento de bitcoin, terminó siendo una solución a un problema que podría generar a futuro dolores de cabeza.
De igual manera, hay que tomar en cuenta que Bitcoin ya tiene enemigos jurados, como es el caso del presidente de Turquía. No todos los países lo van a aceptar, y la tendencia parece señalar que sobre todo las grandes potencias no quieren tener nada que ver con Bitcoin o (al menos) le quieren hacer el camino más difícil. Mientras Estados Unidos busca cobrar cada vez más impuestos a las empresas de criptomonedas y China decide no querer relacionarse con este mercado, otras naciones encuentran a la criptomoneda muy útil.
Con El Salvador encabezando la adopción de bitcoin al convertirla en una moneda de curso legal, países como Ucrania, Laos y Cuba dan sus primeros pasos para hacer a la criptomoneda un método de pago legal. Asimismo, naciones como Argentina, Venezuela y hasta Zimbabue han demostrado que activos como bitcoin pueden ser muy útiles para crear economías paralelas que permitan a sus ciudadanos a sortear las eventualidades.
Por último, si lo que te preocupa es el precio de Bitcoin, que se desplomó debido a la última medida, te tengo un dato. No es la primera vez que el mercado de bitcoin ha reaccionado con pánico ante las constantes prohibiciones de China, la verdad siempre ha ocurrido y hay otras veces que la caída ha sido peor.
Así que no, no creo que es el fin del mundo, bitcoin tampoco se irá a 0. Simplemente estamos frente a una situación que nos comprueba que cada vez la gente le hace menos caso al gobierno de China en relación con las criptomonedas. Y es que, al final, no hace falta darle gran importancia porque el país ha perdido su influencia de antaño. En esta guerra, China no está ganando.
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Fuente: Criptonoticias