Hechos clave:
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Gobiernos evaden responsabilidades políticas y éticas ampliando la emisión monetaria.
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Bitcoin no triunfa en absorber todas las economías, sino en funcionar con integridad.
Un día como hoy, hace 50 años, el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon anunció la ruptura del tratado de Bretton Woods y, con ello, la eliminación de la paridad del dólar (USD) con el oro y otros activos de reserva.
En 1971, EE.UU ya sentía el cansancio de la guerra de Vietnam, en un contexto de altas tasas de inflación, desempleo, aumento del tráfico y consumo de drogas en las ciudades, problemas raciales, el surgimiento de los países petroleros, la Guerra Fría, y el reclamo de aliados estratégicos respecto a la logística financiera y de mercado estadounidenses.
¡Parece que estuviéramos hablando de hoy! Mientras recordamos esta fecha, EE. UU sale derrotado y en silencio de Afganistán, tras 20 años de una guerra sin resultados positivos.
El clima político, racial y cultural no ha sido el más armonioso en los últimos tiempos; ni hablar del incremento del gasto público y los cheques de estímulo, así como la crisis de los opiáceos y aumento de la indigencia.
Medio siglo después de la liberación del tipo cambiario del dólar, el gobierno de EE. UU y la Reserva Federal siguen explotando su capacidad de «inyectar liquidez» a la economía, emitiendo moneda ilimitadamente y con cada vez mayor frecuencia, pero los problemas parecen no solucionarse.
En CriptoNoticias hemos informado acerca de las distorsiones que estas medidas generan en la economía, como por ejemplo en junio de 2021, mes que rompió récords de inflación interanual.
Asimismo, este año también hemos recopilado las expectativas de la Reserva Federal de que siga generándose mayor inflación, la cual pretenden solucionar dándole continuidad a la misma política monetaria que la genera en principio.
¿Promesas incumplidas o un círculo vicioso?
El monstruo del tipo de cambio flotante, que solo se quedaría en casa de manera «temporal», según Nixon, ya es una criatura de avanzada edad, y su apetito por el caos es insaciable. El modelo siempre fue corrompible y, en consecuencia, hace mucho fue corrompido.
La criatura creció y todos los días se come un poco más de nuestro plato. Mientras se piensa que emitir dinero ilimitadamente permite aplazar o compensar el costo monetario de la guerra y el gasto público, nos explota una granada de realidad en la mano: nuestro dinero cada día vale menos.
Al dólar le queda aún tiempo de vida puesto que en la firma del tratado de Bretton Woods, en 1945, la moneda estadounidense se convirtió en un estándar para el resto de economías del mundo, especialmente en países en vías de desarrollo.
Con su abolición en 1971 y la liberación de los tipos de cambio, las demás naciones no tuvieron opción sino replicar la misma política que el dólar aplicaba en adelante.
Por ello, quienes en Latinoamérica piensen que hablar de la economía de Estados Unidos es alienar nuestra línea narrativa histórica regional, se equivocan. Nuestra región ha tenido notorios episodios de inflación por motivos que en el fondo llevan a la misma política económica heredada. Los tentáculos del monstruo fíat abrazan al mundo entero.
Bitcoin, por su parte, es la respuesta y alternativa a este modelo. Son muchas las diferencias y por ello no busca competir, sino ser un ejemplo paralelo de integridad monetaria, ética y tecnológica, cuya existencia y sustentabilidad no dependan del conflicto y de la guerra.
Tal vez Bitcoin no logre sustituir las economías fíat por completo, aunque algunos lo consideren posible, como no podrá solucionar mágicamente todas las causas de la inflación.
Tampoco tiene que alojar todos los intercambios y operaciones monetarias existentes entre humanos para triunfar en esta guerra contra el fiat, pero con Bitcoin sé que dentro de 50 años, no miraremos hacia el pasado con vergüenza.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.
Fuente: Criptonoticias